lunes, 1 de marzo de 2010

El lugar más triste

Si no es enojo, es frustración. Si no es nostalgia es tristeza. Ya no hay lugar para la alegría ni para las sonrisas sinceras. Lo veo como la desintegración de Yugoslavia: hostil, violenta y sin que a nadie le importen más que sus propios intereses. Es como estar en una cárcel y de vez en cuando -muy seguido- tener que estar de frente o econtrarte a gente que es una basura, a gente que te ha enseñado lo peor de los seres humanos. Lo más triste es que es gente que alguna vez profirió cariños, cuidados y palabras dulces. Pero ahora, sólo son como desconocidos a los que desearía jamás volver a ver. De repente siento culpabilidad, pero me digo a mi mismo que no debo de pensar ello. La madurez debió radicar en ellos no en un niño de 12 años. Pero esta cárcel sigue así, no hay lugar para los favores desinteresados y tampoco hay lugar para una palabra de sincero apoyo. Encima de todo, el lugar cada vez mas me parece feo, cada vez lleno de basura, de cosas que estorban y que no deberían de estar. Es un lugar en el que nunca se ha promovido la creatividad ni la libertad. Ahora es una utopía, puedes hacer lo que quieras aunque a alguien moleste o afecte, pues nada importa más lo que tu quieras hacer. No hay reglas, no hay limites ni mucho menos experiencias positivas. No hay respeto hacia nada, ni a nadie. Es un lugar que no debería existir porque aquí no se desarrollan seres con calidad humana, sólo se gesta rencor y malos deseos, en si mala vibra. Lo peor es que este es el hogar en el que crecí y del que no veo la hora en que pueda largarme. Es tan triste.

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