martes, 2 de febrero de 2010

Amor en una noche de lluvia

Una vez más, y para colmo está lloviendo. Siempre he soñado pasar una noche de lluvia abrazado a un buen tipo. Alguien que me abrace sin decir nada y solo escuchar el desarreglado sonido de las gotas caer por el piso, entre las hojas y formando pequeñas lagunas en el suelo.
Y de repente voltear a mirar a ese tipo, que quizás no tendría la vista posada en mi mirada pero que sin duda sabría transmitirme con su calido abrazo esa sensación de ser parte de él. Y el parte de mí, y que aunque el viento furioso arrebatará las ramas de los árboles en medio de la lluvia, eso no importara entre nosotros que postrados en la cama somos indiferentes al resto de lo que ocurre en el mundo.
Entrelazar nuestras manos mientras las pequeñas lagunas formadas por la lluvia han superado sus limites. Y estar de frente a ese tipo posar mi oreja en su pecho para sentir ese cálido latido que sabría es por mí. Después levantar los ojos y mirarlo con ojos traviesos, cual niño a punto de hacer una travesura, fruncirle el ceño y robarle un beso.
La lluvia sigue cayendo, en las ventanas se pueden ver cataratas que se deslizan como una liebre escapando de un depredador.
Y aunque el escenario sea perfecto, nadie habla de amor porque no es necesario: el amor se siente no se dice, a menos que el corazón se hiciera asimismo una boca y expresara esa sensación que con el paso del tiempo los hombres más viejos y jóvenes han llamado amor.
Es una noche larga, y la lluvia no cesa, al contrario se hace más fuerte y ahora el viento está furioso, el aire es soplado con tanta fuerza como aquel flautista que intenta una y otra vez, con más impetu en cada ocasión, crear la más bella melodía de amor.
De pronto me detengo, no siento su corazón, pero... ¿acaso siento el mío?Tampoco. Estoy triste y de repente la duda me asalta, ¿es real este momento? ¿Es en verdad el tipo que quiero?
Sí, desde que lo vi quedé flechado quise volar con él y que me llevara de la mano a cada rincón del mundo mientras yo lo llevaba a cada rincón de mi corazón y compartiera conmigo todos sus secretos.
Pero ahora solo quiero que acabe la lluvia, dejar de abrazar a este buen tipo que se presentó como lo mejor, pero que al final sin saberlo falló, y mi único deseo es que junto con la última gota de lluvia se fuera la última palabra de cariño que su boca profirió.
Se detuvo, la lluvia ha cesado, quiero que él se vaya que me deje sólo tal y como estaba, al final de cuentas una nueva noche de lluvia vendrá y con ella un nuevo amorío de quien hablar.